builderall

DESCUBRE PRESH START 

Share this offer with your friends and spread the word!

¿Y si dejaras de pelear con tu cuerpo? ¿Y si en lugar de controlarlo... lo empezaras a escuchar?



Había una vez una mujer.
Se llamaba Lina.
Lina no estaba contenta con su cuerpo.
Cada postre era culpa.
Cada comida era miedo.

Comía… y luego corría.
Corría para pagar la deuda de haber comido.
Y aún así… siempre estaba cansada.
Irritada.
Sin energía.
Buscó consejos en internet.

“Deja el azúcar.”
“Deja los carbohidratos.”
Y lo intentó.
¿Funcionó?
… pero por poco tiempo.
 
Después, su cuerpo le pedía lo prohibido.
Y cuando lo comía… no podía parar.
Recuperaba el peso.
Perdía el sueño.

Necesitaba café para sobrevivir el día.
Y aún así… seguía agotada.
 
Esa mujer era yo.
Me daba vergüenza admitirlo.
Me escondía
Fingía que estaba bien.
 
¿Te suena familiar?
Quizás te pasa lo mismo.
Quizás no.

Pero si estás aquí…
es porque ya no quieres pensar en comida todo el día.
 
En algún punto, ya estabas cansad@.
De la lucha con tu cuerpo.
Con la comida.
Con esa voz en tu cabeza que nunca se calla.
 
La que te dice que no eres suficiente.
La que pesa más que cualquier kilo en la báscula.
No se trata solo de peso.
Se trata de todo lo que cargas cuando te miras al espejo.


De lo que sientes cuando te pruebas ropa.
De cómo sonríes por fuera,
mientras por dentro…
te quiebras un poquito más.
Y lo sé.
 
Porque yo también estuve ahí.
 
Hasta que entendí que el problema no era mi fuerza de voluntad.
El problema era que estaba peleando con la parte equivocada de mí.
 
Esa que vive en automático.
La que guarda las heridas.
La que toma decisiones sin pedirme permiso.
 
Lo que descubrí fue simple… y brutal:
Mi cuerpo estaba en modo supervivencia.
No estaba loca.
Mi biología estaba desequilibrada.

Mis hormonas dejaron de producir serotonina y dopamina
Las mismas que te hacen sentir alegría, calma, bienestar.
Por eso pedía azúcar.
Por eso pedía café.
No era falta de fuerza de voluntad.
Era ciencia.
Era biología.
La buena noticia…
es que tiene solución.
 
Y ahí entra Phresh Start.
 
No como una dieta más.
No como una rutina que se abandona a los 21 días.
Sino como un reinicio profundo.
 
Un espacio para soltar la vieja versión de ti.
Y dejar que aparezca la nueva.
 
Por eso te pido algo distinto.
No te voy a decir “apúntate ya”.
No.
Si sientes que esto es para ti…
Da el primer paso.

 
Porque no puedo prometerte un cambio…
sin antes conocerte.
Tu historia importa.

 
La pregunta es…
¿vas a seguir cargando la misma historia?
¿O te vas a permitir empezar de nuevo?

 
Cuando empecé Phresh Start, algo cambió.
Mi vientre se aplanó.
Mi cara se deshinchó.
Mi energía volvió.
 
Pero lo más importante… fue mi confianza.
Ya podía ponerme la ropa que amaba.
Salir a un restaurante sin miedo a qué pedir.

Comer sin culpa.
Sin dietas locas.
Sin restricciones absurdas.
Sin ejercicio extremo.
 
Deja de pelear con tu cuerpo.
Empieza a escucharlo.
Cuando lo escuchas
tu vida cambia.
 
Phresh Start no es una dieta.

Es un estilo de vida.

Un método para aprender qué poner en tu plato.
Cómo incluir los alimentos que amas…
sin culpa.
Cómo mover tu cuerpo para desinflamarlo.

Cómo lidiar con la ansiedad
y el hambre emocional.
Y lo mejor
es que no lo harás sola.
Te acompaño yo.

 
Este programa no es para todos.
No es una solución mágica.

Es solo para quienes sienten el llamado.
Si eres una de esas personas…


da el primer paso.
 
Porque no quiero mentirte.
Este programa no es para ti si no te conozco.

Necesito saber tu historia.

 
Al final… no se trata solo de bajar tallas.
Se trata de recuperar tu vida.
Tu energía.
Tu confianza.
Tu paz.
 
Y si lo sientes en el corazón… este es tu llamado.

✨ da el primer paso 
 

¿Sientes el llamado? 

Aún no sientes el llamado?

No pasa nada
Si quieres acompañarme y recibir inspiración. Te invito a unirte a un rincon seguro donde comparto    regalos y contenido para reconectar contigo.